Cuando se inicio el conflicto los submarinos no habían sido utilizados como armas de guerra. La superioridad en el mar de los británicos forzó a la flota alemana a intentar este nuevo tipo de guerra.
El bloqueo naval británico y su incidencia en el hambre de la población germana hizo que los mandos militares confiaran en la guerra submarina como el mejor medio de represalia. Sin embargo, el 7 de mayo de 1915 submarinos alemanes hundieron el trasatlántico Lusitania, murieron 1.500 tripulantes y el Gobierno de Washington protestó enérgicamente. El canciller Bethmann-Hollweg optó por moderar los ataques.
Los militares alemanes no estaban de acuerdo con esta prudencia y no cesaron de pedir una guerra submarina sin límites. Finalmente, el 1 de febrero de 1917, Alemania declaró la guerra submarina total. Los primeros meses fueron enormemente dañinos para los barcos que iban y venían a Inglaterra, más de 540.000 toneladas hundidas en febrero, 875.000 en marzo.
El resultado final fue, sin embargo, totalmente contrario a las esperanzas alemanas. Los británicos organizaron a partir de abril sistemas de convoyes en los que barcos de guerra escoltaban a los buques y redujeron de forma significativa las pérdidas. Además, y esto fue lo más importante, la guerra submarina perjudicó seriamente a los productores y exportadores americanos, lo que precipitó la entrada en guerra de Estados Unidos.
martes, 11 de mayo de 2010
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